Un haiku que captura la procrastinación temporal con la adopción de IA a través de los doce meses del año

“Hablemos de IA después del verano, o cuando aterrice, o cuando pase octubre. En diciembre ya es Navidad y nadie hace nada. Enero no es buen momento, febrero es corto, marzo es mes de cierre, abril es Semana Santa, mayo es caos de fin de curso, junio es cierre y junta, julio tengo que preparar el verano. Y vuelta a empezar.”

¿Te suena familiar? Es el mantra empresarial perfecto, una sinfonía de procrastinación que se repite cada año, mes tras mes, como un ritual sagrado de la postergación tecnológica.

El haiku:

Doce meses giran siempre hay una excusa más la IA espera

La paradoja del momento perfecto

Cada mes tiene su propia justificación existencial para no ser “el momento”. Julio es preparación, agosto es vacaciones, septiembre es aterrizaje, octubre es caos, noviembre es planificación, diciembre es festividad. Enero es resaca, febrero es brevedad, marzo es cierre, abril es religión, mayo es académico, junio es corporativo.

La ironía del tiempo lineal

La IA no entiende de calendarios humanos. No espera a que termine la Semana Santa ni a que pase la cuesta de enero. Mientras nosotros fabricamos excusas mensuales, ella sigue evolucionando, aprendiendo, mejorando.

El momento perfecto es una ilusión. El momento real es siempre ahora.

Pero mañana empiezo.